Nacida en el land de Hesse y educada en Berlín, alumna de composición de Hans Zender, residente en el IRCAM parisino, acreedora de un buen número de premios y distinciones, la carrera de Isabel Mundry (1963) comienza a despegar con fuerza y a iluminar con su luz personalísima los contornos de su propia generación. Este compacto que nos ofrece el sello KAIROS presenta tres composiciones que llevan su huella característica: Mundry (su música) vive a caballo entre la búsqueda y el descubrimiento, entre la candidez y la reflexión autoconsciente. Así, la meditación sobre el orden de los jardines japoneses, sobre la llama que arde en el corazón de sus elementos, sobre su presencia y su huída da como resultado musical los Traces de Moments (obra exquisita previamente grabada por el sello WERGO). Los Sandscrifften parten de la descripción de una pintura en un texto literario, lanzando de este modo la pervivencia de una imagen a través de tres artes distintas. Pero es en Dufay-Bearbentungen donde se va más allá de la oposición de formas o del mero diálogo entre objetos dispares: reflexión sobre siete canciones de Dufay que rebasa el borrowing, la deconstrucción, recomposición, intertextualidad o el desmembramiento, el consenso entre el maestro de Cambrai y la joven compositora de Schlüchtern esplende con elegante elocuencia. Las elecciones percusivas, la cambiante articulación del fraseo, las perspectivas distorsionadas o alteradas, la suave voz del viento-madera arropadas por el suspiro humano desdibujan las chansons para transportarlas hasta las fronteras estilístico-temporales que median entre el Renacimiento y nuestros días. El experimento de Mundry culmina en éxito al trenzar de manera indisoluble su discurso con el de Dufay.

Roberto Blasco