La Biblioteca Nacional en Madrid guarda numerosas joyas musicales del pasado español, algunas de particular antigüedad. Entre las más valiosas se encuentra una colección de cuatro volúmenes manuscritos de música de teclado que abarca música del siglo XVI a comienzos del XVIII. Sus títulos son Flores de música (1706) Pensil deleitoso de suaves flores de música (1707) Huerto ameno de varias flores de música (1708) y Ramillete oloroso de suaves flores de música (1709).
Se trata de una recopilación que ocupa cerca de 1.500 páginas manuscritas de piezas de muy diferentes épocas, procedencia, función y estilo, buena parte de las cuales figuran como anónimas (1), aunque algunas pertenecen a Antonio de Cabezón y las de Pensil deleitoso… han sido atribuidas por Luis Jambou, profesor emérito de la Universidad de la Sorbona en París, a Andrés Lorente, el organista y teórico autor del tratado El por qué de la música. Lorente fue además maestro del compilador de los cuatro volúmenes, el organista Antonio Martín y Coll.
Martín y Coll nació en Reus, siendo bautizado en la iglesia prioral de San Pedro de la siempre activa ciudad tarraconense. En 1690 tomó el hábito franciscano en el convento de San Diego de Alcalá de Henares, ciudad donde años antes, en 1626, Correa de Arauxo había publicado su extraordinaria Facultad Orgánica, libro capital en la historia del órgano español. Martín y Coll concluyó en la Universidad sus estudios humanísticos y musicales. En Alcalá se hallaba además el órgano de la iglesia de los Santos Justo y Pastor, obra de Andueza y del cual Andrés Lorente, natural del cercano Anchuelo, decía que era “el Fénix de los órganos, (pues) en él se halla lo sonoro, lo dulce, lo armonioso, lo perfecto. Non, non, non plus ultra”. Martín y Coll, por su parte, era titular del órgano de la iglesia de San Diego, construido por el célebre Joseph de Echevarría.
En tiempos recientes algunos musicólogos e intérpretes han publicado selecciones de las flores recopiladas por Martín y Coll (2). A ellas se suma ahora con fuerza la que el conjunto La Dispersione, con el maestro Joan B. Boïls al frente, ha realizado para el sello Enchiriadis. Incluye hasta 36 piezas de los libros del organista reusense, de los cuales media docena están interpretados con exquisita calidad por Ignasi Jordá al órgano de la iglesia de la Asunción de Montesa, en Valencia, instrumento construido por el organero Martín de Usarralde en 1744 y restaurado en 2002. Pero si la parte organística es importante por la variedad (tientos - también llamados obras- , de lleno, de medio registro de mano derecha y de medio registro de mano izquierda, de batallas, de falsas cromáticas…) el resto de las piezas brinda oportunidades a los instrumentistas del grupo (flauta dulce, oboe, fagot, cuarteto de cuerdas, contrabajo, guitarra y tiorba, arpa, clave y percusión) para lucirse en unas sabrosas versiones que nos permiten disfrutar de las esencias de unas canciones y danzas del barroco, populares o cultas, y nos transportan deliciosamente a un pasado cuyos encantos se han ido ocultando bajo el opaco pero no impenetrable velo de los años.
Andrés Ruiz Tarazona
Notas:
(1) Sabemos que se incluyeron en ellos obras de Lully, de Corelli, de Cabanilles y probablemente de organistas de la escuela aragonesa como Aguilera de Heredia, Andrés de Sola, Ximénez, Bruna…
(2) Recordemos a Julián Sagasta, Carlo Stella y Vittorio Vinay, Antonio Baciero y recientemente, Genoveva Gálvez.